Una amiga jurista me envía un artículo, del que extraigo los siguientes párrafos:
"La Ley integral contra la violencia doméstica sigue la política de criminalización, eliminación de garantías e hipertrofia de la respuesta punitiva que, por lo visto, tan buena prensa logra. De aplauso de la opinión pública en aplauso de la opinión pública, hemos perdido de vista qué ha de ser un proceso penal, a qué fines sirve y qué riesgos sociales está llamado a conjurar.
Pero, además, la ley de marras ahonda en estos defectos con la previsión de medidas, si cabe, más aberrantes, como las conocidas (e inconstitucionales, algo que puede decirse tranquilamente incluso aunque el Tribunal Constitucional no se haya pronunciado aún) discriminaciones por razón de géneros (de sexo, que decía la Constitución). Y no vale que se me diga que junto a estos casos la ley está logrando también condenas justas. ¡Faltaría más! El problema es que las normas penales han de lograr condenas justas sin suponer el sínnumero cuadro de aberraciones que están dibujándose todos los días por los juzgados de violencia doméstica de España. Un solo caso de los señalados ya sería suficiente para alertar de que algo falla. ¡Qué no habrá que decir de los efectos de una norma que avergüenza a cualquier jurista responsable que haya tenido contacto con su aplicación práctica! ¿O acaso nos olvidamos del viejo adagio referente a la gravedad de condenar a un solo inocente?
Y cabe recordar, es de hecho pertinente, que todas estas aberraciones las consentimos, han de ser soportadas, en aras a lograr, nos dijeron en su momento (aunque no aceptáramos es lógica, no tuvimos más remedio que tragárnosla legislación mediante) una mayor eficacia. Las salvajadas jurídicas que contenía la ley de violencia de género, se nos decía, bien estaban porque ayudarían a resolver el problema, a paliarlo al menos. Y es aquí donde hemos de retornar lo que comentábamos antes porque, en efecto, una ley no ha de ser derogada porque no sea eficaz, porque siga habiendo crímenes. Incluso aunque haya más tras su aprobación. Pero sí ha de serlo cuando es una mala ley que ni resuelve ningún problema ni tiene visos de lograrlo en el futuro y que, para más inri, acaba creando otros, adicionales, y también muy graves.
A la vista está la incapacidad de la Ley integral de resolver el problema. Porque, como muchos dijimos en su día, no son ésas las medidas adecuadas para afrontarlo. Por eso, y porque era en potencia generadora de importantes quiebras a la seguridad jurídica y las garantías (como se ha demostrado), no tendría nunca que haberse aprobado. Nadie pareció querer darse por enterado, al amparo del argumento de la eficacia. Así que, por repugnante que sea tener que emplearlo, dado que es lo único que nos queda (si apelamos a principios somos tachados de peligrosos moralistas, de ingenuos biempensantes, de cómplices de los delincuentes), encomendémonos en esta hora a la Diosa de la eficacia y preguntémonos por los motivos que avalarían la continuidad de una norma que ha demostrado no servir para atajar el problema, que ha probado fehacientemente que es como mínimo un instrumento igual de ineficaz que el modelo represor anterior. Volvamos, pues, a las viejas normas, al tradicional sistema de represión anterior a estos engendros discriminadores, establezcamos una misma pena para cualquier persona que mate a otra (con sus correspondientes agravantes si concurre una situación de superioridad, o alevosía, o lo que sea) y, al menos, ahórremonos la vergüenza de las condenas que, si no actúa el Tribunal Constitucional, nos lloverán en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos."
Otros países pioneros en el establecimiento de esta leyes sexistas se plantean una vuelta a parámetros jurídicos más racionales. Los partidos políticos españoles, tan dados a la demagogía de "género", ¿cuando imitarán y recogerán en sus programas las correcciones a unas leyes que maginifican los problemas que tratan de resolver?. Aunque la propaganda del gobierno diga que nuestras leyes de "igualdad" son la envidia de media mundo, lo cierto es que políticos/as de EEUU, Finlandia, Suecia o Reino Unido se cuestionan desde hace años la eficacia de legislar mediante el rencor de "género".
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Yo era de los ilusos que pensaba que el TC declararía la inconstitucionalidad de esa ley, por estar en evidente contradicción con el artículo 14 (igualdad ante la ley, etc etc)
ResponderEliminarNo solo no fue así, sino que la explicación que dieron los magistrados de por qué esa ley no viola el artículo 14 de la constitución al establecer penas distintas en función del sexo, fue precisamente "el mayor desvalor" que supone la violencia contra la mujer.
Sería de risa si no fuese algo tan serio.
Y me temo que en realidad en esos otros países que citas están en la misma situación que nosotros. Por lo que yo sé, nadie se replantea nada ni se cuestionan las leyes equivalentes, como la VAWA, salvo por unos pocos outsiders, igual que en España.
La ley aprobada durante la administración Clinton, Violence Against Women Act, que ha sido la madre de todas las leyes sexistas imitadas en otros países, si está siendo cuestionada por los efectos perversos que ha producido, los mismos que en España. Lo asombroso es que esos efectos ya eran conocidos por los legisladores españoles, así como numerosos sociólogos, cuando se aprobó en España la ley integral. Si bien se mantienen las leyes, lo que si se plantean muchos países es la manera de abordar la violencia doméstica e intrafamiliar...aunque como bien señalas, quizás sólo me fije en los outsiders.
ResponderEliminarDesde luego el clima social reinante hoy en España es de linchamiento hacia quienes cuestionan la validez de las leyes sexistas. Un linchamiento siempre a base de insultos, no de argumentos, normalmente en programas televisivos de debate basura en que los que las personas que intervienen cuestionando las leyes sexistas terminan siendo retratados poco menos que de machistas mal tratadores.
En este sobre la ley en Wikipedia, se puede ver que dicha ley despertó críticas similares a las que plantea mi amiga sobre la ley española: WAWA
A tenor de como está funcionando todo esto no descarto que, si bien ahora mismo no se está diciendo nada en relación con el género y la reforma de la Constitución, si ésta llega a producirse, las modificaciones más intensas tengan que ver con el género. Y no me refiero,claro está a la preferencia en la sucesión de la Corona. No sería la primera vez que en la modificación de un texto legal el género no aparezca como prioritario, ni haga acto de presencia en la fase de discusión, pero luego sea quien se lleve el gato al agua.
ResponderEliminarCreo que nuestra opinión sobre la aceptación de la VAWA puede estar sesgada. Por lo menos en mi caso suelo visitar páginas bastante críticas con esa ley, pero intuyo que la mayoría de la sociedad americana lo ve como algo necesario para evitar la violencia contra las mujeres, igual que en España.
ResponderEliminarPor cierto, el nuevo vice-presidente, Joe Biden, fue uno de sus principales impulsores. ¿Un guiño de Obama a las feministas?
manu, tienes razón en que quizás a nivel de aceptación de estas leyes, tanto la sociedad epañola como la americana han sido condicionadas mediaticamente para aceptarlas sin espíritu crítico. Leo, sin embargo, información crítica sobre en EEUU que da la sensación de embrión de un movimiento organizado.
ResponderEliminarEn España faltan figuras como Warren Farrel, que abogen por un feminismo sensato (Warren Farrel, por cierto, proviene del faminismo radical de los 70 y fue el único hombre miembro de la más importante organización feminista de entonces). Los movimientos masculinistas españoles los acaparan asociaciones como AHIGE, que no son más que organizaciones subencionadas, que, utilizando el parapeto de hombres sensibilizados sobre la igualdad entre sexos, justificar las propuestas más radicales del feminismo gubernamental. AHIGE recibe importantes subvenciones de la Junta de Andalucía.
Lo que dices de Biden es cierto, y, en general, el partido demócrata americano aglutina a voces del feminismo más radical. pero allí es más facil llegar a consensos y son más pragmaticos a la hora de rectificar leyes fallidas. Por ejemplo, en los últimos años, la custodía compartida, en muchos estados, se establece ya por defecto en los preocesos de separación. En el segumiento que hago de los medios americanos, se airean los abusos que ha supuesto la VAWA cada vez más frecuencia.
De la misma manera que en el plano internacional, situar a gente como Biden o Hillary, sionistas declarados, puede dar baza a una negociación sin complejos con Hamás, los mismos elementos pueden ayudar a calmar el ardor de las/os feministas y corregir los defectos de leyes promulgadas, siempre, previo cultivo de la histeria colectiva.